Es importante que la sociedad reconozca las causas y consecuencias que el matoneo trae y aprenda a decir un no rotundo a su existencia.
Es inconcebible que se esté dando el matoneo, mas en una sociedad cuyas leyes señalan que nadie será discriminado ni obligado a tratos inhumanos o degradantes, tal como lo indican los artículos 12 y 13 de la constitución política colombiana. Pero ya estamos acostumbrados a que se acata pero no se cumple, y nuestras leyes, al igual que valores, se los lleva el viento.
La sociedad, los padres de familia y las mismas víctimas deben hacer fuerza conjunta para evitar y erradicar estos actos violentos e incómodos. Además es indispensable que a las víctimas se les brinde el apoyo necesario, no solo física, sino también psicológicamente, pues no hay nada peor que sentirse solo en un momento en que el mundo entero se viene en tu contra.
Los victimarios deben ser también atendidos psicológicamente, pero en el peor de los casos requeridos por los estamentos judiciales y normativos, que le dan la espalda a situaciones tan preocupantes como son estos casos de violencia, muchas veces entre jóvenes y niños, los cuales son el futuro de este país. ¿Cómo así que a la salida nos vemos? No hay ninguna posibilidad moral que permita esta clase de actos, el matoniado, como se dice coloquialmente, debe sentar también un precedente, informando a sus padres y a las directivas de colegio, o a las autoridades, pero lo más importante es que enfrente al matón, pues el mayor de los miedos de este último es eso, el cara a cara.
Debemos denunciar estos hechos, recriminarlos y juzgarlos, dando castigos ejemplares, para que en un futuro no tengamos que lamentar una muerte por un “¡a la salida nos vemos!”
Es inconcebible que se esté dando el matoneo, mas en una sociedad cuyas leyes señalan que nadie será discriminado ni obligado a tratos inhumanos o degradantes, tal como lo indican los artículos 12 y 13 de la constitución política colombiana. Pero ya estamos acostumbrados a que se acata pero no se cumple, y nuestras leyes, al igual que valores, se los lleva el viento.
La sociedad, los padres de familia y las mismas víctimas deben hacer fuerza conjunta para evitar y erradicar estos actos violentos e incómodos. Además es indispensable que a las víctimas se les brinde el apoyo necesario, no solo física, sino también psicológicamente, pues no hay nada peor que sentirse solo en un momento en que el mundo entero se viene en tu contra.
Los victimarios deben ser también atendidos psicológicamente, pero en el peor de los casos requeridos por los estamentos judiciales y normativos, que le dan la espalda a situaciones tan preocupantes como son estos casos de violencia, muchas veces entre jóvenes y niños, los cuales son el futuro de este país. ¿Cómo así que a la salida nos vemos? No hay ninguna posibilidad moral que permita esta clase de actos, el matoniado, como se dice coloquialmente, debe sentar también un precedente, informando a sus padres y a las directivas de colegio, o a las autoridades, pero lo más importante es que enfrente al matón, pues el mayor de los miedos de este último es eso, el cara a cara.
Debemos denunciar estos hechos, recriminarlos y juzgarlos, dando castigos ejemplares, para que en un futuro no tengamos que lamentar una muerte por un “¡a la salida nos vemos!”
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